Al igual que los animales, los depredadores humanos van a por las
personas más débiles. Sus objetivos son
aquellas personas que tienen las características que envidian: la amabilidad,
el carisma o fuerza de voluntad.
el sentimiento de culpa puede no ser del todo ajeno a ellos y
esto es, quizás, lo más peligroso ya que de vez en cuando tienen algún gesto
sincero de bondad intentando reparar la infelicidad que siembran. Sin embargo, esto no hace más que hacer
dificultosa su identificación.
Este abuso emocional se da especialmente
en entornos cercanos: La crítica feroz y en los
lugares en los que más daño hace, delante de amigos o familiares con el único
objetivo de que la otra persona se sienta culpable, y a demás débil e inferior
al depredador.
A la víctima la manejan, la humillan y la ningunean de manera sutil y sin
que el entorno común lo entienda como tal. Siempre son capaces de crear una versión de los
acontecimientos en la que aparecen como buenos o víctimas y nunca como
causantes del mal. Son los que sufren las consecuencias de que la otra persona
sea una inútil, de que se equivoque constantemente y son los mártires que están
siempre ahí para corregir los errores de los demás, "tu tienes la culpa de
mi malestar” “me dejas en ridículo delante de la gente” “voy a dejarte y nadie
te va a querer” “todos se ríen de ti” “te toca a ti decidir” y lo que te toca a
ti decidir suele ser una concesión mucho más grande que la anterior.
Además, cuando hay algo que les molesta lo guardan
para echarlo en cara y utilizarlo en la ocasión apropiada.
Cuidado con estos
grandes actores, son capaces de causar heridas muy profundas. De tu habilidad para identificarlos
va a depender el que no te atrapen ni atrapen a ninguna de las personas a las
que quieres.
Jose Mª Agudo
Coach personal
Coach personal