martes, 30 de junio de 2015

ACOSO PSICOLÓGICO Y PROBLEMAS EMOCIONALES

Quizá este articulo os resulte extenso, espero que sea de vuestro interés. El mobbing o acoso psicológico es un conjunto de conductas abusivas en forma de actos, palabras, escritos o gestos que vulneran la identidad, la dignidad o la integridad física y/o psicológica de una persona, y se da tanto en el ambiente familiar, de pareja, y de trabajo. Fundamentalmente, las estrategias de acoso moral son - descalificar y desacreditar a la víctima sutilmente, sobretodo a través de mensajes no verbales. - rechazar la comunicación directa: así el conflicto no puede ser solucionado y se provoca el sentimiento de culpa de las víctimas. - aislar a la persona. - hacer novatadas. - inducir a caer en errores. - acoso sexual. - hacer guasa con sus puntos débiles. - burlarse de sus ideas, convicciones o gustos. - ridiculizarlo en público. - hacer alusiones desagradables . - poner en tela de juicio su capacidad de juicio y decisión. Si bien, para hablar de acoso moral propiamente, estas conductas deben darse repetidamente y de manera insistente, no de forma aislada.
CONDUCTA DEL AGRESOR:. Para los acosadores este comportamiento abusador suele ser una forma habitual de comportarse. Incluso en determinados ambientes puede ser una conducta muy valorada oficialmente
, por ejemplo entre determinados puestos directivos. Usan la palabrería y una serie de estrategias para ir hundiendo y aislando a la víctima hasta que ésta acaba por reaccionar de modos que, a la postre, realzar el dominio del acosador. Algunos ejemplos específicos de la conducta del acosador en el ámbito laboral son (Ausfelder, 2002): - Prohibir a la persona charlar con los compañeros. - No se responde a sus preguntas verbales o escritas. - Se le habla de modo hostil y grosero. - Hacer comentarios maliciosos. - Se rechazan sus propuestas sin ni siquiera oírlas. - Se le ridiculiza por su aspecto físico. - Se le responsabiliza de errores cometidos por otros. - Es controlado exhaustivamente. - Se abre su correspondencia.
LA VÍCTIMA:. Al principio la forma de actuar del acosador le deja confundida. Sus conductas no tienen una intención clara y sus mensajes maliciosos se sirven de la comunicación no verbal. A medida que pasa el tiempo el acoso se hace más intenso. En la víctima, a la confusión se suma un sentimiento de culpa. Si la víctima es una persona con tendencia a culpabilizarse, la culpabilidad puede llegar a extremos perjudiciales. En todo caso, empieza a creer que todas los ataques del agresor son debidos a ella o a alguna característica de ella. Entonces empieza a dudar de su propia eficacia y valía, y se siente observada. La víctima actúa de una forma pasiva, aguantando los golpes. Primero ignora, luego ya no ve salida posible. Le parece que todo se ha vuelto en su contra y que ella la única y absoluta culpable. El acosador suele utilizar tretas y aliados para aislar a la víctima c Todo el conjunto de esta tormentosa relación entre víctima y acosador, genera una parálisis aparente en la víctima. Interiormente mantiene un estrés continuo. Este estrés no deja huellas objetivas inmediatas, los problemas llegan pasado un tiempo. De este modo se provocan una serie de trastornos psicosomáticos que afectan a diferentes órganos. Son ejemplos típicos las migrañas, las molestias digestivas, los problemas musculares, etc. Los problemas emocionales llevan asociados además una serie de síntomas que afectan a la vida cotidiana, como el insomnio, la irritabilidad y el miedo a relacionarse con otros. Los ataques de ira o de lloro son frecuentes, sobre todo cuando el acoso está en un estado avanzado. No es extraño tampoco que se recurra a determinadas estrategias contraproducentes para tratar de solventar el dolor emocional que se sufre. En concreto se trataría de las conductas adictivas, ya sea abusando de ansiolíticos u otros medicamentos, o bien de drogas legales e ilegales como el cannabis, el alcohol, la cocaína, el tabaco, u otras. Pueden producirse también conductas que sirvan de distracción o que sustituyan las carencias afectivas que se están viviendo, por ejemplo comprar compulsivamente, jugar de manera enfermiza, etc. La persona acaba creyendo que el problema es ella, cuando lo problemático es la relación establecida. El acoso moral repercute de manera destacable en las relaciones personales, ya que la persona actúa con miedo y reticencia.
¿CÓMO ACTUAR ANTE EL ACOSO MORAL? Es importante, tener claras nuestras propias habilidades y límites. Nos ayudará a no dudar global y sistemáticamente de nosotros mismos si alguien nos pone en duda o cuestiona. Desde un principio o, al menos lo antes posible, es necesario mostrar firmeza, actuar con asertividad. Si se actúa de manera rápida e impulsiva el agresor tiene las puertas abiertas para sus conseguir sus objetivos. Hay que abandonar a todas luces la culpabilidad enfermiza que corroe y sólo sirve para hundir más y más a la víctima (justo el propósito del acosador). No conviene aislarse. Perderíamos apoyo social y acrecentaríamos nuestra confusión e indefensión, facilitando así los objetivos pretendidos por el abusador. En general, hay que evitar la pasividad, y actuar cuanto antes para que el acoso no vaya a más. Cuanto más haya avanzado el acoso, más difícil se hace llegar a una solución y más graves son las consecuencias para la salud y bienestar de la víctima Los problemas derivados suelen remitir tras acabar con esta tormentosa relación. No obstante, en determinados casos, se hará necesario un tratamiento psicológico o médico personalizado (en función de aquellos aspectos que han quedado más afectados).

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